Influyen muchas cosas que no viene al caso decir, pero ahora me tienen en vilo en especial dos:
- Que lo que voy a estudiar me parece un sacadineros y una pérdida de tiempo.
- El estrés de la búsqueda de un sitio en el que habitar.
Sí, odio buscar piso. Lo odio con todas mis fuerzas. En la lista de cosas que me revienta hacer, creo que es el námber guan. Luego ya viene hacer maletas, deshacer maletas, esperar en el aeropuerto y quitarme la arenita fina del Sardinero de partes del cuerpo cuya existencia me había pasado inadvertida.
Y si ya odio buscar piso sin tener otra cosa mejor que hacer, me saca de mis casillas ponerme a ello cuando los puñeteros supuestos siguen centrando mi atención. Que esa es otra cosa que se ha trastocado este año: acostumbrada a estar sin estudiar nada de nada durante un año, a mí esto ahora me supera.
Malamente veo la versión 2.0. de Graná. Mu malamente.
:(
ResponderEliminarLa ciudad posnuclear te echa de menos, que lo sepas (está más gris de lo habitual...)