miércoles, 23 de octubre de 2013

Luego no recuerdo dónde he puesto las llaves

15 de junio de 2004; 31 de julio de 2004; 11 de diciembre de 2004; 2 de abril de 2005; 13 de julio de 2008; 13 de marzo de 2009; 21 de marzo de 2009; 5 de septiembre de 2009; 10 de octubre de 2009; 24 de octubre de 2009; 14 de noviembre de 2009; 26 de enero de 2013; 8 de mayo de 2013; 20 de julio de 2013; 3 de agosto de 2013; 14 de agosto de 2013; 21 de septiembre de 2013; 10 de octubre de 2013.


Saber esto es un problema.



domingo, 20 de octubre de 2013

Domingos

Es una especie de sensación de culpabilidad. Culpabilidad al darte cuenta de que estás pensando en algo que la sociedad intenta imponernos a todas desde la primera película de Disney que vemos hasta que llegamos a Sexo en Nueva York; y da rabia cuando ves que tus principios de autosuficiencia un par de veces a la semana (o más) se rompen.

Nos instan a encontrar al amor de nuestra vida, como si eso existiera. O mejor dicho, como si eso tuviera que existir para todo el mundo. No. Tendría que ir por otros derroteros: no quieras depender nunca de nadie excepto de ti, disfruta cada momento, sal con tus amigos, habla con ellos, lee, ve al cine, (son)ríe a carcajadas, date un capricho, come chocolate, bebe sin moderación de vez en cuando, escucha música y cierra los ojos, aprende todo lo que puedas, diviértete, cuida a la gente que quieres. Y si llega alguien con quien quieras compartir todo eso y la cama, pues mejor, pero no imprescindible. Y si no quiere, él se lo pierde, sin dramatizar.

Pero aun sabiendo todo esto, llegan esos momentos a la semana en los que te apetece ver una película debajo de una manta abrazada. Confesar secretos inconfesables y crear secretos nuevos. O que te despierten por la mañana con un beso. Un domingo de resaca compartido. Incluso simplemente echas de menos escuchar una canción y poder pensar en alguien en concreto y que se te ponga cara de tonta.

Y llega la culpabilidad, por pecar de débiles arrastradas por el concepto de amor romántico cuando tienes muy claro que es una invención del mundo moderno occidental y que tú estás por encima de esa "necesidad" disparatada.

Con un café en la mano una mañana de domingo sentada en un sofá en pijama. Y una amiga con otro café sentada en otro sofá también en pijama. El mismo sentimiento de culpabilidad.

Compartida es menos culpa. Y la necesidad ya no es necesaria.


Y esos momentos, únicos.









lunes, 7 de octubre de 2013

Grandes palabras robadas

- Sí, supongo que sí. Y acabarías lamentándolo durante todos los días de tu vida. No vayas por ese camino, Joyce. Intenta encajar los golpes. Lleva la cabeza alta. Que no te tomen el pelo. Vota a los demócratas en todas las elecciones. Pasea en bici por el parque. Sueña con mi cuerpo inigualable y perfecto. Toma vitaminas. Bebe ocho vasos de agua al día. Apoya a los Mets. Ve mucho al cine. No te mates a trabajar. Haz un viaje conmigo a París. Ven al hospital cuando Rachel tenga al niño y coge en brazos a mi nieto. Cepíllate los dientes después de cada comida. No cruces la calle con el semáforo en rojo. Defiende al débil. Hazte valer. Recuerda lo hermosa que eres. Acuérdate de lo mucho que te quiero. Bebe un whisky con hielo todos los días. Respira profundamente. Mantén los ojos abiertos. No comas grasas. Sueña el sueño de los justos. Recuerda cuánto te quiero.

Brooklyn Follies.
Paul Auster.