lunes, 29 de julio de 2013

Juliette no es para tanto

Sasha Grey ha publicado un libro. La muchacha es del 88, ha sido una súper estrella del porno, actriz de dos películas no-guarras y ahora se ha lanzado a la escritura con La sociedad Juliette. Me enteré de que esto había pasado en el Corte Inglés, cuando buscaba desesperadamente el cuarto de baño y me topé con un montón de libros de portada celeste. Pensé que tenía que ser una basura de libro, así que me olvidé a los dos minutos y meé tan a gusto, creo recordar.

A los pocos días leí una reseña en la Norma Jean (soy muy fan) y oye, que me entró el gusanillo por leerlo. Lo pintan como un libro erótico bien escrito, más real, no una estupidez como 50 Sombras. Así que en vista de mi incapacidad para descargármelo (aun con las buenas críticas, yo no me gasto 17€ en eso), se lo encargué a la Vecina y ella sí que lo consiguió en un momento. 


Al principio todo iba bien. Referencias cinematográficas, aclaración del título basada en la tradición literaria erótica francesa (vamos, el Marqués de Sade de toda la vida) y unas escenas bastante realistas. Pero poco a poco el libro empezaba a ser algo... inconexo, absurdo, un sinsentido. Que sí, que las escenas de sexo estaban relatadas de maravilla y se nota que la muchacha conoce mejor que nadie esos temas, pero de ahí a que se convierta en literatura... hay un trecho.

Esto puede herir sensibilidades, pero es una muestra de lo que sabe esta Sasha.
Valorándolo en su justa medida, es pasable. Pero no aporta absolutamente nada. No dan ganas de matar a la autora, como en 50 Sombras, pero eso no quiere decir que sea un buen libro. Está claro el final desde la mitad, no tiene una historia que te haga querer saber más y más de lo que va a pasar. En definitiva, no va a ninguna parte. Así que nada, esta vez no comparto la opinión de mis gurús.

Para la próxima entrega literaria, uno que sí que sí. Luna Caliente de Mempo Giardinelli. Libraco.




sábado, 27 de julio de 2013

Diario de un día premenstrual

Me despierto cinco minutos antes de que suene el despertador y noto que he dormido lo suficiente. Remoloneo un poco pensando en que va a ser un buen día y cuando suena el móvil me voy a la ducha. Hago café y me visto, me siento especialmente bien. Veo que me han escrito por guasap y facebook: qué cosas, no recordaba que era mi santo. Qué bien. Voy a clase más o menos contenta, aunque a mitad de camino de pronto no me apetece nada hablar. Tenemos clase de Medios audiovisuales en el aula, con lo que nos ponen a analizar actividades de un corto. Lloro porque me da mucha pena la soledad de esa mujer. Nos ponen otro corto. Lloro porque es lo lógico: ese chico se ha dado cuenta a tiempo de que puede arreglar las cosas, y está muy enamorado, y es muy bonito lo que está pasando todo el rato. El tercer corto. Aquí no lloro, porque ante todo estoy inquieta y me ha dejado mal cuerpo. Cuando aplaudimos al profesor porque es la última clase, me entran ganas de llorar otra vez. Qué me pasa, por Dios.

domingo, 7 de julio de 2013

viernes, 5 de julio de 2013

Sobre Gran Hermano

Llegas a un sitio nuevo y parece que estás en Gran Hermano. Esa es la sensación general: en dos días te haces amiguísima de gente que quizás en otras circunstancias ni siquiera habría reparado en ti (o tú en ella). En tres días ya hay historias que parece que empezaron hace meses y el tiempo se vuelve espeso. Ya no sabes muy bien si llevas en esa ciudad nueva, en ese sitio con esa gente cuatro días o cinco meses. Sólo hace seis días que llegaste y ya empiezas a decir que estás demasiado tiempo por ahí, que necesitas un descanso, y se queda solo en palabras.

Aquí es fácil que se las lleve el viento. O las nubes. O el frío.

Quizás sea el gris lo que una, porque hoy hay sol y aquí estoy, vomitando letras, una al ladito de la otra.

Siempre es el gris.