domingo, 18 de agosto de 2013

A hurtadillas

Pss, pss, te estoy viendo. Sé que estás intentando esconderte detrás de aquel cajón, pero estás ahí. Llevo sabiendo que sigues todos mis pasos desde el primer momento, que me persigues vaya a donde vaya, haga lo que haga y piense lo que piense.

Siempre empieza igual, cuando, por las mañanas, me meto en la ducha y tú me ves reflejada en el espejo. A veces te gusto más y a veces menos, pero no dejas de mirar nunca. Después cae el agua y me empiezas a entender: pienso muy alto y tú puedes asomar la cabeza más porque crees que no sé que estás. Y lo sé.

Con el segundo café de la mañana me recriminas que al cabo del día acabe tomando cuatro. E intentas hacerme culpable cada vez que enciendo un cigarrillo. Eso es asqueroso. Déjalo, anda, si no lo necesitas. Pero me gusta que te moleste, y por eso lo fumo y me relajo. El humo te da miedo y te escondes un poquito más.



Ves los botones de mi blusa cuando yo agacho la cabeza para quitarme una miga de pan que se me ha caído durante la comida, y sabes cuándo me río y por qué. Te encanta el momento en el que me recojo el pelo para estudiar y miras absorto cómo leo, muerta de calor, con un vestido y las piernas apoyadas en la pared porque está fría. Sabes lo que estoy leyendo, y sabes cuándo algo me está recordando a ti. Cuando voy a la playa, tú también notas que el agua está helada y eres quien decide que se me tiene que poner la piel de gallina. Si salgo por la noche y suena una de tus canciones favoritas, empiezas a marcar el ritmo con el pie. Lo marcas de tal forma que te descubro y te dejas descubrir. Es esa música, que te vuelve loco y hace que no te des cuenta de que ya no estás oculto.

Pero de pronto, ves que alguien llega y que río. Que me piden una cerveza y me la bebo bailando. Que empiezo a ser yo la que marca el ritmo con todo el cuerpo y tú ves lo que está pasando. Que hay besos y caricias. Y los ves. Son para que los veas. Porque creo que si los ves acabarás viniendo, una manía más.

Sin embargo, ahora te escondes cada vez mejor. Me cuesta más hacer las cosas por ti, porque ya no sé cuándo estás, ni siquiera si estás. A hurtadillas me has visto durante todo este tiempo. Y a hurtadillas, por fin, te has acabado yendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario